Poesía y Pandemia

Arturo Mora Alva

“Según afirmaba Freud, los poetas no solo se anticipan a los psicoanalistas en su saber sobre el deseo, sino que son capaces de despertar en nosotros emociones desconocidas, y eso en virtud de su hipótesis de que “…la poesía, como el sueño diurno, son la continuación y el sustituto de los juegos infantiles”
Ana Ruth Najles

Por: Arturo Mora Alva

Ha pasado ya un largo y tortuoso año del inicio de la Pandemia del Covid-19 en nuestro país. La sorpresa y los contagios nos plagado de tristeza, angustia, depresión, enfermedad y muerte. Estamos en un duelo que se perpetua sin rituales y que nos ha ido dejando sin la posibilidad de la despedida y sin poder estar con los otros, nuestros otros. Las afectaciones son múltiples en todas las dimensiones de lo humano y todavía no vemos con toda claridad todos los saldos y facturas de esta tragedia humana y con ello sus consecuencias en los próximo meses y años.

Ahora que inicia la primavera y el nuevo conteo de los días que vendrán aún de esta pandemia, -que urge que se termine ya-, les comparto estos poemas que nos pueden ayudar poner en palabra lo vivido y a la vez, hacer una apuesta por la esperanza y por el porvenir. Habrá que leerlos en silencio, en voz alta, habrá que leerlos con el corazón y con el alma, habrá que leerlos despacio, lentamente, invocando lo vivido y trenzando el amor, la esperanza y los buenos deseos.

Los invito a leerlos a quién quiera escucharlos y comentar lo que evocan, lo que convocan y lo que provocan estos poemas, a propósito de que este 21 de marzo se celebra el Día Internacional de la Poesía como legado cultural de la humanidad. Estos poemas han sido escritos en el contexto de la pandemia.

Dicen las ancianas

Rishima Lemuria

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
el aire estará más limpio,
el agua más cristalina
y los bosques más espesos.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
los picaflores nos cantarán al oído mil secretos de amor,
que los pingüinos harán las más bellas danzas,
y que los delfines nos darán la bienvenida.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
seremos libres de pensamientos antiguos,
libres del miedo al qué dirán los otros
Y que seremos libres del apego material.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
la tierra estará llena de flores de los más hermosos colores,
que las mariposas volarán más alto
y que los olores serán más dulces que la miel de abejas.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
no hablaremos ni de patria ni de matria,
ni tendremos fronteras, ni apellidos, ni religión, ni banderas.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
Apagaremos la televisión para siempre y miraremos las estrellas todas las noches, estrellas que nos contarán la verdad, esa verdad sin pasado, ni futuro.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
nos miraremos sin vergüenza a los ojos,
y que nos tomaremos de las manos y que seremos una sola tribu, tribu de los seres humanos porque haremos menos y seremos más.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
iremos a correr por los cerros y subiremos montañas muy altas,
que reiremos a carcajadas y jugaremos y bailaremos como niños,
y que así la vida será un goce constante.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
llevaremos cada uno la más bella corona dorada, el más hermoso corazón
y la más pura mirada.

Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta,
re-conoceremos el paraíso y el cielo en la tierra,
que caminaremos descalzos sin prisa y sin equipaje.
y que no buscaremos propósitos para vivir, sino que simplemente viviremos.

Y la gente se quedó en casa

K. O’Meara

Poema escrito durante la epidemia de peste en 1800
Y la gente se quedó en casa.
Y leyó libros y escuchó.
Y descansó y se ejercitó.
E hizo arte y jugó.
Y aprendió nuevas formas de ser.
Y se detuvo.
Y escuchó más profundamente. Alguno meditaba.
Alguno rezaba.
Alguno bailaba.
Alguno se encontró con su propia sombra.
Y la gente empezó a pensar de forma diferente.
Y la gente se curó.
Y en ausencia de personas que viven de manera ignorante.
Peligrosos.
Sin sentido y sin corazón.
Incluso la tierra comenzó a sanar.
Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los muertos.
Y tomaron nuevas decisiones.
Y soñaron nuevas visiones.
Y crearon nuevas formas de vida.
Y sanaron la tierra completamente.
Tal y como ellos fueron curados.

Ya volverán…

Jorge Drexler

«Ya volverán los abrazos,
los besos dados con calma,
si te encuentras un amigo
salúdalo con el alma.

Sonríe, tírale un beso,
desde lejos sé cercano,
no se toca el corazón
solamente con la mano.

La paranoia y el miedo
no son, ni serán el modo,
de ésta saldremos juntos
poniendo codo con codo.

Mira a la gente a los ojos,
demuéstrale que te importa,
mantén a distancias largas
tu amor de distancias cortas.

Si puedes, no te preocupes,
con ocuparte ya alcanza,
y dejar que sea el amor
el que incline la balanza.

La paranoia y el miedo
no son, ni serán el modo,
de ésta saldremos juntos
poniendo codo con codo.»

Mudar de Tiempos

Mariana Romero Valencia

(Entre paréntesis) y puntos suspensivos…
navegamos los días,
días de lejanías y añoranzas
en los que las puertas nos parecen fronteras peligrosas
y las ventanas remansos contra el encierro

Después de un tiempo se acorta el horizonte
y se ensanchan los espacios internos
destapando sus entrañas
mostrando sus luces y sus sombras

En universos confinados nos resguardamos
y lanzamos anzuelos para no perdernos
Nos sostienen algunas voces, oídos y miradas virtuales
mientras los besos y los abrazos se vuelven un lujo, o una amenaza.

Si vas a salir no olvides tener todas las precauciones:
Hay desabasto de certezas, contrabando de dudas, sobreabundancia de rumores.
La confusión se vende en envases herméticos, el porvenir empacado al vacío y los sueños previamente esterilizados.

El sentido común escasea y el miedo se vuelve la moneda de cambio más cotizada.

En la cercanía o en la distancia obligadas se resignifican los afectos.

Cuestión de vida o muerte: resguardarnos, reducir los contagios.

Ojalá sin perder la perspectiva de lo que es también prioritario para el buen vivir.
¿Cómo cuidar la vida sin sacrificar lo que es vital?
¿Cómo reintegrarnos al mundo de a poco sin tropezar con las minas?
¿Cómo reinventarnos las formas de estar juntos sin seguir alimentando el miedo a la otredad?
¿Cómo salvaguardar la proximidad necesaria de los cuerpos, la radical necesidad de sentirnos piel con piel, de por sí herida tiempo atrás?

Quiero lo simple…

Arturo Mora Alva

Quiero lo simple, lo sencillo, un buenos días, un abrazo, un te quiero, un te espero, un cuídate, detalles pequeños que llenan el alma.

Un come rico, un, suerte en tu clase, en tu trabajo, un qué te vaya bien, un sonríe, un qué estés contenta, unas buenas noches, un descansa, pequeños deseos que llenan el alma.

Así, cada día, unas palabras, un gracias, un te quiero ver, un te extraño, un quiero estar contigo, un necesito un abrazo tuyo, un sueño contigo, -una llamada o un mensaje- por breve que sea: un te deseo, te amo, te necesito, en sí, pequeños y simples deseos que llenan el alma.

 

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