“Ver mundo, afrontar peligros, traspasar muros, acercarse a los demás, encontrarse y sentir”.
Lema de la Revista LIFE (The secret life de Walter Mitty)
“Una sola ley: hagan, digan, sientan. Pero hagan lo que dicen, digan lo que sienten y sientan lo que hacen”.
Mario Benedetti
“El momento lo hago mío, personal, por ahora es sólo estar ahí y ya. Los momentos que atesoramos en la memoria y el corazón son los nos hacen vivir hasta la muerte”.
Adiós al año 2020. Un año para la memoria, para los recuerdos de los que ya no están y para asumir las responsabilidades y compromisos de cada uno. Las ausencias se sumaron a otras que ya habitaban nuestro corazón con las despedidas forzadas y las propias del ciclo de la vida. Un año también para revisar las lecciones de vida, el dar valor al cuidado de los que amamos y queremos, de salir de alguna manera a flote ante la adversidad y las desesperanzas.
Dimos lo que somos. Un año en que hemos puesto a prueba el carácter y la tenacidad que pudimos mostrar. Un mundo que se mostró desigual y que demostró que la pandemia es democrática a su modo, que nos dio la oportunidad de pensar la tragedia como una posible evaluación del proceso civilizatorio y también dejó en claro que la avaricia de unos cuantos y la falta de escrúpulos de un capitalismo que todo lo mercantiliza, aún ahora con las vacunas para el Covid-19.
Rebeldía que se acumula. La vida no es seguridad, estabilidad o zona confort, si es que nos permitimos pensarnos como seres libres, con voluntad y autonomía. No existe un determinismo, ni hay un destino manifiesto, pese a nuestra terquedad de querer predecir el futuro, de echar las cartas o de consultar una astrología por demás falsa. El pensamiento mágico se instala en los mitos y en las fantasías, lo real es pese a nosotros y nuestras creencias, pero, si esas creencias se instalan en la ignorancia, el futuro es sólo una larga espera, una resignación pasmosa, ataviada de soledad, de vacío y de tristeza.
Ítaca es un poema de Constantino Cavafis que nos recuerda que el viaje es más importante que el destino o el lugar a dónde llegar. Hoy es tiempo de cara al nuevo año para tenerlo presente:
“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. /No temas a los lestrigones ni a los cíclopes / ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. / Ni a los lestrigones ni a los cíclopes / ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti. / Pide que el camino sea largo. Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues – ¡con qué placer y alegría! – a puertos nunca vistos antes. / Detente en los emporios de Fenicia y hazte con hermosas mercancías, nácar y coral, ámbar y ébano y toda suerte de perfumes sensuales, cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. /Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios. / Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. / Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Ítaca te enriquezca. / Ítaca te brindó tan hermoso viaje. / Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte. /Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. /Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas”.
Asumir la vida, sentir el amor y pensar en el bien del otro, deseando que sea lo más feliz que se pueda, pero de esa felicidad genuina, esa que no tiene precio, no se puede comprar, que se siente en el viaje mismo, en los Ítacas que cada uno va teniendo en su propio viaje. Implica reconocer las emociones y los sentimientos en la piel y en las entrañas, para poder aceptar lo que se vive, con la inteligencia con la que se le da el valor a cada persona y hace que seamos capaces de entender el que somos parte de un todo social, y que, en resumen, es el asumir el coraje y la rebeldía de poder amar en libertad.
Nosotros somos, junto con esos otros que no constituyen -desde la otredad- los que vamos haciendo el viaje. Ese viaje que nos lleva a estar en un largo e inacabado proceso de búsqueda personal y social. Todo ello, entre las visiones del mundo que venimos practicando desde los tiempos de los pensadores griegos, nos vivimos y nos habitamos a nosotros mismos entre las ideas de los Cínicos, los Epicúreos y los Estoicos, para intentar encontrarnos y dar sentido a la existencia. No hay recetas, no hay manuales, no hay libro sagrado, todo está en el propio espíritu humano, que es contradicción en sí mismo, pero que es también certeza en el amor y la esperanza, en la utopía y el deseo.
Alegrarnos de estar vivos, amar la vida y amar a las personas en concreto, esas que están alrededor de nuestra existencia, amarlas con su nombre, su rostro e historia. Amarlas en el contexto de la realidad y en el viaje mismo a Ítaca, travesía que cada uno tiene que emprender, que ahora ese también es parte del verdadero desafío en este año nuevo 2021.
Esperanza es la nueva consigna para la especie humana en estos tiempos. Creer que seremos capaces de sortear el desafío que ha implicado la pandemia con todas sus consecuencias. Es momento de actuar con la fuerza que la sororidad y la fraternidad tienen para defender la libertad y dar valor a la dignidad y la igualdad.
Libertad es el derecho humano a defender y a conquistar permanentemente. No hay otra tarea, Eduardo Galeano escribió:
“Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos. / Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común. / Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena. / Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. / Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser solidario y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
Imaginar un mundo mejor es parte del desafío. Construir otro mundo posible requiere transformar la tristeza en resiliencia, la resiliencia en coraje y el coraje en rebeldía. Ahí radica la utopía, junto los otros, esos otros que nos definen y nos constituyen y en la que se construye la posibilidad de diseñar un mejor futuro. Pensar en nuestros niños y niñas, en los y las adolescentes, en las y los jóvenes, en las mujeres, en los pueblos originarios, en las y los ancianos, e ir más allá de las dádivas y la caridad, implica necesariamente darles voz y reconocer su dignidad en un nuevo mundo posible.
Zanjar las diferencias entre los seres humanos es la nueva agenda social. Erradicar los machismos, los racismos, las xenofobias, los clasismos, los mesianismos, los populismos y a la vez evitar la violencia, la indiferencia y la intolerancia a lo diverso, al otro, -a la otredad- es por demás urgente y necesario para crear un escenario de vida a partir de los aprendizajes que han costado, sangre, pena, muerte, sufrimiento y dolor.
Anhelo es la formulación de una esperanza. Anhelo también es soñar estando despiertos. Pasar del anhelo a los hechos es la forma de construir la realidad con los matices y las posibilidades de lo estrictamente humano, de explorar la condición humana y la de querer comprender su actuar inconsciente, su actuar irracional y su actuar inteligente, desde el diálogo y desde la escucha del lenguaje que nos constituye con el otro.
Batallas son las que se están dando todas las familias por salir de la mejor forma de esta pandemia y de la realidad misma en la que estamos inmersos. Una realidad que atrapa, que cansa, que desespera, y que, sin embargo, es solamente desde el dolor, la pena, la angustia es que es posible que la esperanza nazca y es lo que hace que la alegría se multiplique, para que en lo real la felicidad sea un hecho y no una ilusión.
Existir es algo más que respirar. La conciencia de uno mismo sólo es posible con, desde y para con el otro. La otredad nos pone en la realidad de lo que somos y de lo que nos falta. Somos lo que vamos siendo en el contexto que nos tocó vivir. La cultura es una construcción social que nos hace humanos. Hablar de lo que pasa es el reto y desde ahí reconocernos a nosotros mismo para transformar la realidad y transformarnos junto con ella con la humildad y la sensibilidad necesaria para estar con el otro, esos otros que son nuestra vida y nuestra historia.
Todos y todas tenemos que pensar que algo bueno vendrá después de este año 2020, pero no hay magia, no debe haber fantasía, ni podemos pensar en falsas ilusiones. Es un tiempo el que viene, en el que requiere poner de lo mejor de cada uno, que requiere a su vez, el ir conociéndonos en el proceso social y personal, que es necesario junto con otros, desde la otredad y apostar por una salida a la pandemia de forma colectiva, comunitaria e ir más allá de la política y de las fronteras y dar vuelo a la esperanza y a la imaginación.
«Hemos de aceptar nuestra existencia tan ampliamente como nos sea posible. Todo, también lo inaudito, ha de ser posible en ella. Esta es, en el fondo, la única audacia que se nos pide: ser valientes ante lo más extraño, prodigioso e inexplicable que nos pueda suceder» escribió Rainer María Rilke, hoy sus palabras toman vigencia y valor para este 2021 que iniciará en esta semana. “Feliz Año Nuevo” es un deseo que se tendrá que llenar de contenidos, de significados, de sentido, a la vez de ir deseando profundamente, -con el corazón en las manos-, que la vida gane y que podamos disfrutar de una vida plena, con toda la dignidad humana y con todo el amor posible, desde, con y para la libertad, esa, que nos hace poder llegar a ser mejores seres humanos. Estoy profundamente agradecido con la vida, porque entre todo, en este año, nada fácil, he tenido la buena fortuna vivir y disfrutar momentos memorables, muy hermosos, con mucha dicha y gozo, muy personales y que han transformado mi vida, a la vez de que toman un sentido muy especial al escribir estas líneas y por ello expreso mi deseo de que tengamos un ¡¡ Feliz Año Nuevo 2021!! Y que a pesar de todo lo que hemos pasado, hagamos de este 2021 un mejor año 2021.
Por: Arturo Mora Alva