Mi libertad de expresión

Belén Ortiz

Blog experimental de una contadora de historias.

He pensado mucho qué mis redes sociales no solo deben reflejar absurdos momentos de felicidad, sino todos esos matices de los cuales está hecha mi vida, mi realidad.

Un día puede significar tanto!! Explosiones de alegría, dicha y plenitud que queremos plasmar y compartir porque es satisfactorio hacer a los demás partícipes de ello. Pero y lo difícil, lo que nos llena de tristeza, lo que abruma y rebasa, eso da pena y vulnerabilidad darlo a conocer, verdad??

Me parece, debe haber un equilibrio, momentos donde podamos espejearnos y empatizar no solo con la felicidad y los episodios de gozo personal o familiar, siempre es bueno encontrar una mano amiga en la oscuridad de la noche, una palabra de aliento cuando no vibramos alto, o simplemente esa escucha en donde solo descargas y no hay una opinión, un consejo o una crítica, solo un oído que está ahí contigo, para ti.

Las emociones suben y bajan, la vida es una ruleta, una montaña rusa, un camino de curvas, un cerro que subir… Y nos empeñamos en la perfecta armonía de una vida perfecta, sin hacer caso a los llamados internos, a ir despacio y disfrutar el viaje, a parar cuando la luz amarilla se enciende y no cuando estamos en rojo, a ser concientes de nuestras acciones, desiciones, consecuencias y resultados, a vivir el duelo personal y no colectivo, porque es mío y de nadie más.

Mejor aún entender a la otra, al otro con una mirada diferente a la tuya, sin tratar de manipular, controlar, empujar, simplemente fluir.

Me he equivocado tantas veces, incontables tal vez, y eso no me hace ni una tonta ni mala persona, me hace más humana, más sensible y cercana a las diversas realidades existentes.

Me falta tanto por aprender, por comprender, por seguir creciendo, que me angustia aveces no tener el tiempo suficiente, pero, entonces mi mayor regalo es no presionar mi proceso, ser paciente y amorosa conmigo misma y agradecerme el que a pesar de tanto y de todo sigo aquí, conmigo, no he renunciado a mi, y estoy orgullosa de esta imperfeccion que me hace ser yo.

No quiero ser como tú, ni como nadie, quiero ser yo misma sin miedo a serlo.

Así que, no tendré temor ni vergüenza en compartir que me siento de la mierda o que estoy extasiada de felicidad, y como es siempre de manera fugaz, momentánea, por qué así es la vida, está construida de todo un poco.

Solo espero no estacionarme y seguir caminando a dónde me lleven mis ganas, las mías y las de nadie más.

Sinceramente Belén

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